La experiencia, el nuevo valor agregado en la economía del siglo XXI
Por Jorge Velázquez Especial para El Cronista En una economía globalizada donde los bienes transables van perdiendo su identidad a mano de la producción de escala, las empresas enfrentan el desafío de evitar la "comoditización" de sus producciones. Las apelaciones a la calidad ya no bastan como característica diferenciadora. Tampoco alcanza con garantizar el precio más conveniente. Influidas además por las reglas de juego que imponen las redes sociales, las compañías apuestan cada vez más a diferenciarse de su competencia en base a un nuevo tipo de valor agregado: la experiencia asociada que pueden ofrecer a sus consumidores.